
El Mango Garganta Negra es una colorida especie de colibrí que habita en los bosques de Colombia. Tiene la garganta negra, el cuerpo verde y el pico largo y curvado. Revolotea cerca de las flores y se alimenta de néctar con su larga lengua. Es conocido por su vuelo enérgico y su comportamiento territorial. Muy extendido pero poco común, es un colibrí bastante grande y oscuro con el pico ligeramente curvado. El macho es principalmente verde con negro que se extiende por toda la garganta y el vientre. Las hembras tienen las partes inferiores blancas con una línea oscura en el centro. En ambos sexos destaca la cola violácea. Es muy similar al Pechiverde, pero su área de distribución coincide muy poco. Se encuentra en hábitats abiertos, como bordes de bosque, bosques abiertos y matorrales de segundo crecimiento.
Hábitats y distribución
El mango de garganta negra habita en diversos entornos, como bordes de bosque, bosques abiertos, jardines y plantaciones. Suele encontrarse cerca de plantas en flor y puede adaptarse tanto a regiones de llanura como de montaña, hasta los 1.500 metros sobre el nivel del mar. Este colibrí prefiere las zonas con abundantes fuentes de néctar, que le proporcionan la energía necesaria para su activo estilo de vida. Geográficamente, el Mango Garganta Negra se distribuye por una amplia zona de las regiones tropicales y subtropicales de América Central y del Sur, incluyendo países como Panamá, Colombia, Venezuela y Ecuador. Su área de distribución se extiende tan al sur como el norte de Argentina y Brasil, y también está presente en algunas islas del Caribe. Esta amplia distribución indica su adaptabilidad a diferentes climas y hábitats dentro de la zona neotropical.
Comportamiento y reproducción
El mangostán de garganta negra exhibe intrigantes comportamientos sociales y reproductivos que enfatizan la territorialidad y la construcción solitaria de nidos por parte de las hembras. Se sabe que los machos establecen y defienden enérgicamente sus territorios, realizando a menudo exhibiciones aéreas agresivas para ahuyentar a sus rivales y atraer a las hembras. A diferencia de muchos colibríes que muestran poliginia, los machos del Mango garganta negra no forman parejas duraderas con las hembras y se centran principalmente en las oportunidades de apareamiento dentro de su territorio. Las hembras asumen solas la responsabilidad de la construcción del nido y la crianza de las crías. Suelen construir sus nidos en las ramas de los árboles, utilizando fibras vegetales y seda de araña para crear una pequeña estructura en forma de copa. Tras un breve periodo de cortejo y apareamiento, la hembra pone dos huevos diminutos, que incuba durante unos 15-18 días. Tras la eclosión, los polluelos permanecen en el nido varias semanas, durante las cuales la madre los alimenta incansablemente con néctar regurgitado e insectos hasta que están listos para emplumar y ser independientes.
Dieta
Néctar, pequeños insectos
Colores
Negro, verde
Datos curiosos
Tiene una llamada distintiva, una serie de charlas rápidas y agudas que suenan como "chee-chee-chee".
Estado y esfuerzos de conservación
El estado de conservación del Mango Garganta Negra (Anthracothorax nigricollis) está clasificado actualmente como de Preocupación Menor por la UICN. Las tendencias de la población se consideran estables, con esta especie de colibrí ampliamente distribuida por el norte y centro de Sudamérica hasta el sur de Centroamérica. Las principales amenazas incluyen la pérdida de hábitat debido a la deforestación y los cambios en el uso de la tierra, aunque la especie demuestra resiliencia al adaptarse a bosques secundarios y paisajes modificados por el hombre. Los esfuerzos de conservación del mango garganta negra se centran en la protección del hábitat y el mantenimiento de la integridad ecológica de las regiones en las que suele habitar. Las organizaciones ecologistas trabajan para preservar grandes extensiones de bosques tropicales y subtropicales, y algunas regiones llevan a cabo proyectos de reforestación para restaurar las zonas degradadas. También son fundamentales las iniciativas de educación pública y participación comunitaria, que se esfuerzan por promover la coexistencia con las especies de colibríes y desalentar las prácticas que conducen a la destrucción del hábitat.