Papagayo de anteojos

Forpus conspicillatus (casi endémica)

La cotorra de anteojos (Forpus conspicillatus) es endémica de América Central y del Sur, incluyendo el norte y centro de Colombia, Venezuela y el este de Panamá (se pueden encontrar subespecies en regiones específicas de Colombia y Venezuela, véase más arriba). Sus hábitats naturales son los bordes de bosques siempreverdes de tierras bajas, matorrales espinosos, llanos, bosques de galería y antiguos bosques muy degradados o bosques de baja densidad. Los loros de anteojos no se encuentran a altitudes superiores a los 1.600 metros (5.200 pies) sobre el nivel del mar. La coloración verde y azul ayuda a los loritos de anteojos a camuflarse con los árboles tropicales de su hábitat. Aunque en cautividad pueden darse mutaciones de color, como la del amarillo, son raras en libertad, ya que un color más brillante compromete la capacidad del ave para esconderse de los depredadores.

Hábitats y distribución

La cotorra de anteojos habita en diversos entornos boscosos, a menudo en bosques secos subtropicales o tropicales, bosques húmedos de tierras bajas y bosques húmedos de montaña. Estas pequeñas y vivaces aves se encuentran principalmente en Colombia y partes del norte adyacente de Venezuela y Panamá. Se les observa con frecuencia en bosques de crecimiento secundario y en los bordes de los bosques, lo que indica cierto grado de adaptabilidad a hábitats alterados o perturbados. Su área de distribución se extiende por las estribaciones andinas y las tierras bajas adyacentes, desde el valle del Magdalena y los Andes orientales en Colombia hacia el este. La especie tiende a favorecer zonas con abundantes fuentes de alimento proporcionadas por árboles y arbustos frutales nativos, que sustentan su dieta compuesta principalmente por semillas, frutos y, ocasionalmente, insectos.

Comportamiento y reproducción

Los loritos de anteojos muestran fuertes lazos de pareja y a menudo se acicalan mutuamente y mantienen un estrecho contacto físico, lo que indica sus hábitos monógamos de apareamiento. Normalmente, estas aves se observan en bandadas pequeñas y cohesionadas, aunque las parejas se separan del grupo durante la época de cría para encontrar lugares óptimos para anidar, que suelen ser cavidades de árboles o agujeros abandonados de pájaros carpinteros. En el cortejo, el macho realiza una serie de exhibiciones y vocalizaciones para atraer a la hembra, seguidas de la cópula. La actividad reproductora alcanza su punto álgido a principios de la estación húmeda, cuando los recursos alimenticios son abundantes, lo que ayuda a la nutrición de los pollos en crecimiento. La hembra pone entre 4 y 6 huevos, que incuba durante unos 18 a 20 días, dependiendo del macho para alimentarse durante este periodo. Tras la eclosión, ambos progenitores comparten la responsabilidad de alimentar a los polluelos hasta que empluman, en torno a las 4 o 5 semanas de edad. Los loritos de anteojos demuestran un alto nivel de cuidado e inversión parental, asegurando la supervivencia de sus crías en un entorno competitivo.

Dieta

En libertad, los loritos de anteojos se alimentan de semillas, frutos secos, hojas, bayas, cactus y otras frutas. Ocasionalmente pueden alimentarse de pequeños insectos.

Colores

Macho principalmente verde brillante con azul alrededor de los ojos, las alas y la grupa. Hembra totalmente verde sin azul.

Datos curiosos

Loro diminuto con cola corta. Suelen dormir boca arriba. Suelen encontrarse en bandadas, a veces de un centenar o más, en bosques abiertos o zonas agrícolas arbustivas de tierras bajas. También se les ha observado lamiendo o comiendo arcilla. Estos lamidos de arcilla constituyen una buena fuente de minerales, como el calcio.

Estado y esfuerzos de conservación

Según la Lista Roja de la UICN, la cotorra de anteojos se encuentra actualmente en un estado de conservación de "Preocupación Menor". Las tendencias de la población son generalmente estables, aunque hay descensos localizados debidos a la pérdida y degradación del hábitat. Las principales amenazas para este pequeño loro incluyen la deforestación para la expansión agrícola y el comercio ilegal de mascotas, especialmente en algunas partes de su área de distribución en Colombia y Venezuela. Los esfuerzos de conservación se centran en la preservación del hábitat y la protección legal. Varias ONG trabajan para salvaguardar los hábitats forestales restantes mediante áreas protegidas e iniciativas de conservación dirigidas por la comunidad. También existen programas educativos para reducir la demanda de ejemplares silvestres en el comercio de mascotas y fomentar la protección de las poblaciones naturales. Aunque estas medidas han dado resultados positivos, la vigilancia continua y la restauración del hábitat siguen siendo cruciales para garantizar la viabilidad de la especie a largo plazo.

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